Cruz Azul se vio de manos atadas cuando Igor Lichnovsky llegó a las oficinas de La Noria con una oferta mareante proveniente del Al-Shabab de la Liga Árabe. A pesar de que el futbolista chileno había sido uno de los más usados durante el Guard1anes, y formaba parte de la 'columna vertebral' del equipo, el jugador prefirió hacer las maletas ante, según informaciones recientes, la falta de proyecto de La Máquina y un contrato jugoso por parte de los árabes. 

Según información del diario El Universal, estos no fueron más que causas menores ante la verdadera razón de esta intempestiva salida: la falta de efectivo en las arcas cementeras. Siempre y según este medio, la nueva administración a cargo del club vio una excelente posibilidad de 'hacer caja' con la venta del chileno.

Aunado a esto, el mismo Igor se acercó a la parcela de la zona noble de la institución para pedir que facilitaran su salida. Y a pesar que desde el club, empezando por Jaime Ordiales y terminando por Robert Dante Siboldi, no estaban de acuerdo con las maneras del jugador y su decisión sin previo aviso, no les quedó más que aceptar la oferta, de la que se habla ronda los tres millones de dólares. 

Uno de los argumentos con que tratarían de persuadir al jugador de dar marcha atrás en su salida, fue la etapa en la que se encuentra el campeonato: Cruz Azul pelea por los primeros puestos de la tabla y ya tiene casi asegurada su participación en la Liguilla. Además, otra razón de peso fue la importancia que ha ganado Lichnovsky en este torneo.

Ante la baja de Pablo Aguilar, el suramericano se erigió como el principal candidato a sustituir al guaraní. Con solvencia y buenas actuaciones, Lichnovsky se había ganado la confianza de Siboldi, quien afirmó en rueda de prensa que no se esperaba la decisión, y además, ahora le surge la incógnita para reemplazar al chileno: ¿arriesgar a Aguilar después de siete meses de inacción, retrasar a Luis Romo para jugar de central, o jugársela con el joven Josué Reyes?