Un 19 de julio, pero de 2005, Rubén Omar Romano salía de las instalaciones de La Noria al terminar un entrenamiento con Cruz Azul, y fue interceptado por un grupo armado en la zona de Xochimilco. Abandonó su camioneta y fue secuestrado por los siguientes 65 días, hasta que agentes de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) encontrara su paradero y lograra rescatarlo.

Las imágenes de su vehículo y de la carta que dejaron los secuestradores en una iglesia de la Ciudad de México conmocionaron a todo el país y en la Máquina, además de ponerse a disposición de las autoridades para apoyar en la investigación, debieron buscar un nuevo entrenador para asumir el puesto en el Apertura 2005, en plena tormenta.

Isaac Mizrahi, otrora auxiliar técnico de Romano, fue el elegido. En plática con Récord, el mexicano recordó lo que fue la privación de libertad de su compañero en el CT. "Fue una época que nos dejó marcados, pienso que no solamente a mí, sino a todo el futbol mexicano, y por fortuna fueron pocas fechas las que estuve al frente del equipo, ya que liberaron a Rubén", explicó.

Según Mizrahi, todo lo que vivieron en esa época fue difícil. "Fueron momentos complicados, difíciles, pero siempre tratamos de mantener un buen grupo y así fue un poco más fácil; los jugadores sabían que había que ser profesionales", añadió.

Sin embargo, para Isaac el quedarse con el cargo de DT de Cruz Azul durante 2006 no fue una traición a Romano. "Terminando ese torneo tuve la fortuna de tener tres opciones de trabajo además de la de Cruz Azul, y al final la decisión fue quedarme en el equipo, o recontratarme porque ya se nos había terminado el contrato. Es un tema que cuatro personas sabemos la verdad, pero que la verdad a estas alturas no me interesa aclarar. Yo hice lo correcto y la directiva de Cruz Azul hizo lo correcto", sentenció.