Las boleterías del Azteca no estaban a rebosar. El partido no parecía demasiado atractivo en la previa: a pesar de que esto es futbol, terreno de lo imprevisto, y de los constantes desvaríos de Cruz Azul en etapas de los torneos, pocos auguraban un resultado adverso para La Máquina, por lo que ese 7 de enero no representaba una fecha especial para la fanaticada.
Un año después, no alcanzaría todo el aforo del Coloso para albergar a los arrepentidosde no asistir a aquella jornada de Liga. Desde aquella tarde soleada en Ciudad de México, el futbolentero cambió; el torneo también pasó a llamarse de otro nombre; y el mundo en general, ya no fue el mismo desde entonces.
Invitan a la nostalgia las imágenes de aquel compromiso con un público distendido en los graderíos del Coloso de Santa Úrsula. Los tapabocas brillaban por su ausencia, y aquel quelos tuviera, era visto de reojo y hasta con un desprecio inquisidor que obligabaa quitárselo antes de un posible insulto. El término “distanciamiento social” era un concepto más adecuado para los actos formales y totalmenteausente en cualquiera de las conversaciones”normales”.
Nadie hablaba de pandemia, solo de un virus “chino” que se esparcía por la geografía del gigante asiático: nada de qué preocuparnos, los medios exageran y el ébola y el hambre en África siguen matando más personas. Volvamos al partido: Cruz Azul ganó con un plácido 4-2 y seguía su ritmo ascendente en lo que sería unClausura 2020 extraño.
Los fanáticos que no asistieron a esa goleada, guardaron su dinero para la semana posterior: se venía el América y el Clásico en la jornada 10. Esa si que es una buena opción para ir al estadio. Días después, el virus empezó a traspasar fronteras y las alarmas empezaron a titilar: es mejor prevenir que lamentar. No habría Clásico… al menos con público.
A la semana llegó el dictamen que lo cambió todo: se juega la jornada 10 y se suspende todo. Los celestes se impusieron por la mínima a los americanistas, pero ya había algo raro en el ambiente: un Azteca vacío en un día Clásico es sinónimo de que algo no anda bien en México. Medidas sanitarias, conciencia social, futbol sin gente, sin periodistas, sin celebraciones, sin toqueteos; un nuevo futbolse avecinaba, y aquellos ilustres que asistieron al Cruz Azul vs. Xolos, pasarán a la historia como los únicos testigos de un de una era antigua: la pre-pandemia.