El 20 y 28 de junio de 2001, Cruz Azul estuvo más cerca de tocar el cielo con las manos que nunca. Tras derrotar a Rosario Central en las semifinales, la Máquina se enfrentaría al gigante de América, Boca Juniors, en la final de la Copa Libertadores 2001, y pasaría a la historia como el equipo que hizo callar a La Bombonera.

La ida se disputó en el estadio Azteca que estuvo repleto hasta las banderas y, con ese partido, los celestes se convirtieron en el primer equipo mexicano en disputar una final del torneo de clubes más importante del continente. A esa lista se sumarían Chivas y Tigres más adelante.

Más de 115 mil aficionados llegaron hasta el Coloso de Santa Úrsula para ver el épico encuentro que dejaría a Cruz Azul marcado en la historia del futbol. Boca, sin embargo, se llevó la victoria por uno a cero con gol de Marcelo Delgado a los 85 minutos. En la vuelta, las cosas serían distintas.

Oscar Pérez; Norberto Ángeles, Sergio Almaguer, Melvin Brown, José Hernández; Pablo Galdames, Víctor Gutiérrez, Julio Pinheiro, Ángel Morales; José Saturnino Cardozo y José Francisco Palencia fueron los once celestes, alineados por José Luis Trejo, que buscarían la Libertadores hace 19 años y cinco meses. Además, entraron como suplentes Tomás Campos y Héctor Adomaitis.

En Boca Juniors jugó 60 minutos un futbolista que, años más tarde, se convertiría en uno de los últimos ídolos de Cruz Azul: Christian Giménez. Un joven Chaco, que hacía sus primeras armas en el deporte, defendió a los Xeneizes ante el equipo que le calaría el corazón en el futuro.

La vuelta fue aún más histórica que la ida: ante una Bombonera tan llena como el Azteca, la Máquina silenciaría a todos los argentinos presentes y se llevaría el respeto de vuelta a México. El triunfo fue por uno a cero, pero los penales sentenciarían el resultado definitivo: 3-1 a favor de Boca, que se quedaba con la Libertadores en casa.

Pareciera como si hubiera sido ayer, pero han pasado casi dos décadas desde ese día. Los jugadores de la plantilla ya despidieron a uno de los suyos, Norberto Ángeles, quien falleció el pasado 17 de agosto, pero que quedó escrito en los anales celestes como uno de los subcampeones de Copa Libertadores. El primero de México.